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lunes, 11 de marzo de 2013

ESTELAR MARCUS WILLIAMS


Si a falta de 2 minutos te dicen que Unicaja va 3 abajo y que al final gana por 6, no te lo crees. A menos que  tengas a Marcus Willliams en la plantilla. El jugador californiano mostró su lado más positivo en los últimos momentos del partido para mantener a Unicaja en la lucha por el Top8. Unicaja ganó el partido (66-60) y el basketaverage en busca de la cuarta plaza.


La hora atípica del partido, los nervios por ser el encuentro definitivo. O simplemente la muñeca fría. Pero Unicaja no entró al partido como debiera. 8 puntos en los 10 primeros minutos ante un Panathinaikos que se jugaba lo mismo o más que el equipo malagueño, por aquello que se llama palmarés.
Bien es cierto que Unicaja tuvo un penoso 20% en tiros de campo en el primer cuarto. Pero también es cierto que, pese al escaso acierto ofensivo, Los malagueños 'sólo' fueron perdiendo por 8 puntos al término de los 10 primeros minutos. Con Calloway en pista el balón no circulaba con la fluidez que ha dado en tantos partidos.
Fue el momento de que Williams saliese. Los primeros dos minutos, los del primer cuarto, estuvo como todo el equipo, errático. Pero tras la charla de Repesa entre cuartos los malagueños salieron a jugar. Parcial de 5-0 y el partido estaba ahí otra vez, a 3 puntos. Pedoulakis, sin el bagage de su predecesor, pero con una plantilla amplia, pedía tiempo muerto a sabiendas de la racha malagueña.
El segundo cuarto transcurrió de parciales en parciales. 5-0 para Unicaja. 0-7 para Panathinaikos. Otro 7-0 para Unicaja. Este ritmo le vino bien al ex cajista James Gist, especialmente inspirado y dispuesto a callar las críticas que despertó en Málaga. Al descanso era el mejor hombre del partido con 7 puntos y 6 rebotes y su equipo, el Panathinaikos, se iba 9 arriba a los vestuarios (26-35).

Un triple de Maciulis (metió hasta 4) puso la máxima diferencia en los 12 puntos. Fue entonces cuando volvió a reaccionar el equipo malagueño. Se llegó a poner a 3 puntos de nuevo. Parcial de 8-0 y enganchados para luchar. Pero las buenas sensaciones de Unicaja se fueron diluyendo con respecto pasaba el cuarto y el equipo griego se ponía otra vez a nueve puntos al término de los 30 minutos.

Quedaba un cuarto, el definitivo, para saber si Unicaja volvía a reengancharse a la Euroliga o decía adiós definitivamente a la máxima competición continental. 10 minutos para la gloria o el infierno. 10 minutos a carra de perro. Poco a poco, y con Zoric erigiéndose líder del equipo, los malagueños se fueron acercando, hasta el punto de llegar a ponerse 1 punto por debajo.

Era un quiero y no puedo de los malagueños. No se llegaban a ponerse por delante. Enfrente tenían a un Panathinaikos experto en estas lides, con un jugador como Diamantidis que, un año atrás, sentenció a los malagueños desde el triple. Precisamente desde la línea de 6'75 Maciulis y Ukic no dejaban a los malagueños voltear el marcador.

Llegó entonces el momento de Marcus Williams. A falta de 3 minutos los malagueños perdían por 5 puntos. Los de Repesa se veían fuera de la Euroliga. Pero había un hombre que todavía no había dicho la última palabra. Una canasta de Zoric reducía la diferencia hasta los 3. Partido igualado. Era su momento.

Triple. La afición, eufórica, celebraba el empate que todavía daba opciones a los malagueños. Quedaban dos minutos y las espaldas estaban por todo lo alto. Diamantidis, impropio de su calidad, perdió el balón. Posesión para los malagueños. Posesión para el angelino. Nueva jugada, plantado en la línea de 6'75 y nuevo triple, para poner 3 arriba a Unicaja. Éxtasis en el pabellón malagueño. Los aficionados no se lo creían. Más aún cuando Gist, ex jugador cajista, fallaba la canasta y Unicaja tendría balón para sentenciar.

Fue cuando Marcus miró a Repesa. Éste le devolvió la mirada de complicidad. Era suyo el balón. Él tenía permiso para sentenciar. Y así lo hizo. Una nueva exhibición, un nuevo triple y Unicaja se ponía 6 arriba. El júbilo del pabellón explotaba. Los apenas 4.000 aficionados disfrutaron y apretaron como si fuesen 11.000.

Panathinaikos tenía balón. Dos opciones. Luchar por la victoria o luchar por el basketaverage. Decidieron ir a por lo segundo. Un tiro para mantenerlo. Los griegos circulaban el balón. Una canasta de dos lo mantenía. Pero Ukic, mejor jugador del PAO junto a Maciulis, falló el tiro definitivo. Unicaja ganaba el partido, ganaba el basketaverage y mantiene las opciones intactas de clasificarse para el Top8. Marcus Williams, genio y figura, daba esa opción.

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